4.05.2006

Divergencias

Desde mi perspectiva, ser divergente requiere de un temple especial. Ir contra la corriente implica no solo invertir un volumen importante de energía, sino también, en el mundo social y político, aceptar ser apuntado con el dedo, estigmatizado como “traidor”, y despreciado por sus pares.

En esta semana hemos sido testigos de dos ejemplos de tal divergencia. Personas (y organizaciones) que optaron por eludir el efecto manada y diseñaron un camino propio. De uno fuimos testigos en la votación del Senado en torno a la nominación del Juez Carlos Cerda para la Corte Suprema. El otro proviene del mundo de las Isapres y se relaciona con el alza generalizada de los planes de salud.

En el Senado

En una maratónica sesión pública, ayer el Senado , se pronunció sobre la propuesta del Ejecutivo para el cargo vacante en la Corte Suprema. El Juez nominado era Carlos Cerda, quien se ha destacado durante su trayectoria por un férreo compromiso con la defensa de los derechos humanos, incluso en los aciagos días de la dictadura. Tales pergaminos, le valieron el rechazo en bloque de los partidos de oposición, usando febles argumentos, tales como sus malas calificaciones durante el gobierno de Pinochet (Vaya paradoja) o su retrasado lugar en la quina presentada por la Corte Suprema.

Sin embargo, entre tanto sin sentido y absurdo, emergió entre sus pares el Senador Espina (RN) quien planteó su voto a favor de la nominación. Fue el único Senador de la derecha que se aventuró a ir en contra de la posición mayoritaria de sus pares. Para él, valían más los méritos personales y el interés del país, que mezquinos calculos corporativistas. En el fundamento de su voto señaló que el Ministro Cerda “tiene una trayectoria intachable. No es justo que se esgrima en su contra que haya sido mal calificado en un periodo en que el Estado de derecho de los chilenos estaba muy debilitado y donde la protección de los derechos humanos no era lo sólida que el país requería” (Fuente: Diario Siete).

Su valiente acción no bastó. La nominación fue rechazada por no alcanzar los votos a favor el quórum requerido, sin embargo, su gesto creo que merece ser destacadó.

En el mundo de las Isapres

En otro orden de cosas, gran escozor causó entre la ciudadanía la información sobre el alza de precios verificada en los planes de las Isapres. En promedio, el aumento fue de un 2,69%. Sin embargo, esto fue realizado sin que las instituciones privadas de salud hayan mejorado la calidad de las prestaciones que explicara el aumento, y en un marco en que estas empresas obtuvieron utilidades en el 2005 que bordearon los $52 mil millones, con un crecimiento de 30% anual.

En este escenario que huele intensamente a concentración de mercado y colusión, aparece la Isapre Masvida. “Ésta fue la única entidad de las seis isapres más grandes (que manejan el 95% del mercado) que decidió no reajustar ninguno de sus planes.Pero no solo eso, según el ranking de la Superintendencia de Salud , además Masvida lideró el pago de licencias médicas en el menor tiempo; tuvo la menor tasa de rechazo de licencias; fue segunda en el pago de reembolsos, con un tiempo de demora de siete días, y registró el menor plazo de pago a prestadores entre las isapres abiertas” (Fuente: Diario Siete)

Su presidente, el médico Claudio Santander, en sendas entrevistas publicadas hoy en los diarios Estrategia y Siete, explica que por razones éticas no podían subir el precio de los planes y que a su juicio “si no se mejoran los beneficios, no hay argumentos para subir los planes de la Isapre” (Fuente: Diario Estrategia).

Ambas razones, que parecen obvias en cualquier mercado, son en verdad una excepción en la industria de la salud privada. Recordemos en este sentido, que el Tribunal de la Libre Competencia está llevando a cabo una investigación en contra de cinco Isapres (ING, Consalud, Colmena, Banmédica y Vida Tres) que fueron acusadas por la Fiscalía Nacional Económica de actuar concertadanente para bajar la cobertura de sus planes. Por eso es que a mi juicio, la opción de Masvida me parece destacable. Su compromiso con los valores de la transparencia y la calidad son golondrinas que espero hagan verano en un ámbito tan sensible para la ciudadanía como es la salud.

Ambos casos creo que abren esperanzas para el futuro de la política y de la acción empresarial en el país. Ojalá ambos constituyan ejemplos a seguir en sus respectivos sectores. Que su nado contra la corriente no implique sanciones en su contra de parte de sus pares, sino más bien, que logren constituirse en un modelo de “buenas prácticas” digno de ser emulado.